Angel R. Villarini Jusino: nota autobiográfica
intelectual y profesional
En un trabajo, que aparece en La encrucijada del hombre contemporáneo
(Ediciones La Torre, 1977) “El filósofo en la encrucijada", ya aparece con claridad mi forma de entender y practicar
la filosofía; la filosofía como forma de entender la realidad humana desde una perspectiva crítica para transformarla. Allí
concibo la filosofía como una actividad de carácter humanístico y, por ende, eminentemente ética y política. Al respecto cito
a Kant, quien en una ocasión señaló que “se sentiría como más inútil que el obrero común si su reflexiones no lograban
contribuir a establecer los derechos de la humanidad”. En esta reflexión está implícito el problema que me ha ocupado
toda la vida, el de mi vocación, el dilema de si sirvo mejor a la causa de la humanidad dedicándome a la teoría o a la práctica.
A este dilema encontré una primera salida, la actividad política y a través de la política encontré mi verdadera vocación,
la de educador. Mi filosofía ha sido pues desde un principio una filosofía de la praxis; sobre todo en el sentido en que el
marxismo la formuló: “Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo; ahora se trata de transformarlo.”
Académicamente me formé en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Puerto Rico, con profesores
de la talla de Ludwig Schayowicz, Ramón Castilla Lázaro, Antonio Rodríguez Huescar y Angel Jorge Casares, y en la Universidad
de Boston y el Boston College, con profesores de prestigio como Hans-Georg Gadamer, Robert Cohen, M. I. Findlay, Marx Wartosvsky
y Oliva Blanchette. Reconozco como las mayores influencias en mi formación filosófica
las ideas de Aristóteles, el humanismo renacentista, Juan Jacobo Rousseau, Inmanuel Kant, Federico Hegel, Carlos Marx, Eugenio
María de Hostos, John Dewey, Pablo Freire, Martín Heidegger, Hans-Georg Gadamer y Michael Foucault.
Inicialmente
mi formación filosófica se enmarca, sobre todo en el criticismo y la fenomenología;
mi tesis de maestría (El concepto de facticidad en el Ser y tiempo de Heidegger,
1976) refleja un interés que siempre me ha guiado; la producción teórica y su traducción en la práctica educativa de un humanismo
de la praxis de la libertad. Allí me ocupe de la ontología del Dasein en la que encontré el fundamento ontológico para una
nueva forma de humanismo. Curiosamente, fue al calor de la lucha contra el militarismo en Puerto Rico y la intervención norteamericana
en Viet Nam y del desarrollo de la revolución cubana, que encontré en el concepto de
“facticidad” heideggeriano la justificación teórica para pasar a la perspectiva histórico-cultural y de
la praxis propia del marxismo. Esa evolución me lleva en mi tesis doctoral (Critical
theory and ethics: the role of ethics in Marx´s thought, 1980), bajo la influencia de mi entonces profesor de filosofía, Gadamer, a una hermeneútica orientada a mostrar el carácter ético del marxismo y la
ética propia del marxismo, como fundamento de un nuevo humanismo de la praxis y la libertad.
En
el marxismo encontré una respuesta afirmativa a la pregunta que me había planteado en mi ensayo de 1987: “¿Puede la
filosofía fundar una ética y una política, es decir, un sistema de normas que den sentido al hombre y su sociedad, sin apoyarse
en un suelo metafísico?”
En la década
del 70 me dedique de lleno a la actividad política y sindical; pero incluso ésta fue fundamentalmente una educativa (fui miembro
de la comisión Política del Partido Independentista Puertorriqueño a cargo de Educación Política y organizador sindical con
Cesar Andréu Iglesias y la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios) que coincidía con mi práctica docente en
la Universidad de Puerto Rico. A mediados de los 70, al tomar la decisión de abandonar la actividad política partidista, encontré
en la educación, ahora asumida como teoría-práctica, una forma de entender para
transformar, las relaciones humanas en el sentido humanista que siempre me había interesado. Desde entonces me he dedicado
a elaborar, en la teoría y en la práctica, lo que llamo una teoría-práctica de la educación de carácter humanista, hermeneútica-crítica
y emancipadora.
En el
aspecto teórico, esta teoría-práctica ha sido traducida a una propuesta educativa de pensamiento crítico y humanismo integral
basado en competencias humana generales. La misma se encuentra elaborada en los libros Las
causas de la Revolución Francesa: Introducción a la Historia como modo de interpretar la realidad (1983), La pintura como un modo de interpretar la realidad (1984) Principios para
la integración del currículo (1986), Manual
para la enseñanza de destrezas de pensamiento (1991), El currículo orientado al
desarrollo humano integral (1997) y Desarrollo de la conciencia moral y ética:
teoría y práctica (2004). También en diversos artículos publicados, sobre todo, en las revistas Crecemos y Bayoán, y
en los diversos volúmenes de las Actas del Encuentro
de Educación y Pensamiento. En la elaboración de esta propuesta educativa mi experiencia de trabajo como organizador político
y sindical, por un lado, y mi participación
en un programa de formación profesional con Alverno Collage de Milwaukee en los Estados Unidos, en los años de 1983 al 1986, fueron decisivas.
En lo que se
refiere a llevar a la práctica esta propuesta educativa, mi principal laboratorio ha sido desde 1980. mi propia práctica educativa
en al Universidad de Puerto Rico. Por otro lado, durante los años de 1985 a 1991 fui principal asesor del proceso de revisión
curricular y reforma educativa llevada a cabo en el Departamento de Educación. En tal capacidad tuve a mi cargo un proceso
de formulación teórica del marco conceptual que animó la revisión curricular, participe en el comité de Filosofía Educativa
de la Comisión de Reforma Educativa del Senado de Puerto Rico y co-redacte la versión inicial de la Ley Orgánica de la Educación
de Puerto Rico (Ley 89 de 1990). Simultáneamente dirigí en esos años el proceso de participación y formación de los maestros
del Departamento en las nuevas ideas y estrategias de enseñanza de la revisión curricular. También en ese período fui principal
asesor de la revisión curricular de los diversos programas académicos del Departamento a tono con los nuevos enfoques.
En 1988 fundé
el Proyecto para el Desarrollo de Destrezas de Pensamiento (PDDP) en la Universidad de Puerto Rico y en 1989 el Encuentro
Nacional de Educación y Pensamiento dedicados a promover el pensamiento de Eugenio María de Hostos, el desarrollo del pensamiento
sistemático y crítico, el constructivismo educativo, la perspectiva histórico cultural, la educación humanista y la pedagogía
de la liberación, en el currículo y las prácticas de los docentes. Con el mismo propósito fundamos junto a un grupo de educadores
en 1990 la Organización para el Fomento del Desarrollo del Pensamiento (OFDP), una organización sin fines de lucro. A través
de la OFDP y el PDDP hemos llevado a cabo a todos los niveles del sistema educativo en Puerto Rico y el extranjero, decenas de programas educativos innovadores, desarrollo
de proyectos de innovación curricular, y de formación docente.
Gracias al Encuentro
Nacional de Educación y Pensamiento, Internacional a partir del 2000, la publicación de las actas del Encuentro y de la revista
Crecemos, que publican conjuntamente el PDDP y la OFDP, nuestros enfoques educativos
ganaron reconocimiento en diversos países latinoamericanos. Nuestra participación en congresos, actividades e formación docente
y proyectos en los mismos ha permitido que la OFDP se encuentre ya organizada
en cinco países y que el PDDP se hay desarrollado también internacionalmente por medio de su Red Hispanoamericana de Colaboración
Educativa.